EDITORIAL TERCERA EDICIÓN 

Cuántas veces no se ha indagado, en círculos académicos, profesionales o sociales, acerca del camino que debe seguir nuestro país para lograr el desarrollo; sin llegar a una respuesta definitiva, es indudable que desde la perspectiva del jurista, existen dos elementos de suma importancia para emprender aquel camino: hacer eficaz el deber de proveer justicia que corresponde al Estado y asegurar el irrestricto cumplimiento de las leyes por parte de gobernantes y gobernados.

Guatemala cuenta con un complejo conjunto normativo cuyo objeto se dirige a hacer viable la plena convivencia de todos los que habitan su territorio; sin embargo, de nada sirve ese catálogo de leyes si, a la postre, no se cumplen o, peor aun, su observancia, su aplicación e interpretación obedecen a intereses contrarios a la realización de la justicia.

Para los profesionales del Derecho no es raro apreciar situaciones en las que se afecta la sana convivencia social, ya sea por la inobservancia de las normas jurídicas o bien, porque su aplicación no se funda en el valor justicia, para lo cual es menester ponderar, en cada caso, conforme a sus circunstancias particulares, qué puede considerarse “justo” y qué no. Como aporte a esa tarea de ponderación, en esta tercera edición, el abogado Luis Fernández Molina presenta un interesante estudio sobre dos enfoques de la justicia.

Por su parte, el abogado Rodolfo Rohrmoser Valdeavellano, en homenaje al vigésimo quinto aniversario de la Constitución guatemalteca, celebrado en 2010, presenta el artículo “Los veinticinco años de la Constitución y el bloque constitucionalista”, abordando un tema de mucha utilidad para entender mejor el papel de la norma suprema del ordenamiento jurídico y la importancia de su observancia.

El profesional del Derecho se ubica en la sociedad en una posición privilegiada; su profesión le confiere oportunidades que otras no conllevan y, a la vez, le demanda, más que aquéllas, una actuación que posibilite un cambio en beneficio de la comunidad. Así, entre otros ejemplos que podrían citarse, un abogado especializado en el área mercantil, tendrá la oportunidad de asesorar de una manera adecuada a los empresarios que desean desarrollar actividades industriales o comerciales, generando empleo e inversión, y contribuyendo al desarrollo económico del país; por igual, el notario ha de conferir, con ética y responsabilidad, seguridad y certeza jurídicas al autorizar actos y contratos, y el abogado litigante debe actuar siempre en beneficio del funcionamiento óptimo del sistema de justicia.

Por otro lado, en ésta edición se continúa brindando un espacio a profesionales del Derecho extranjeros, para dar a conocer información relevante de lo acontece más allá del territorio nacional, lo que resulta de notoria importancia en un mundo en el que las nuevas tecnologías rompen cualquier frontera, haciendo necesario estar informados de los avances y el desarrollo legislativo, jurisprudencial y dogmático a nivel internacional. En efecto, en una era globalizada, en la que la información fluye constantemente, es conveniente aprovechar todos los medios que permitan un crecimiento académico y profesional, generando y transmitiendo conocimientos, y dotando de herramientas útiles para el mejor desempeño de las labores encomendadas al abogado y al notario.

Como está escrito en el Decálogo del Abogado (Eduardo J. Couture): “ESTUDIA. El derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado”, el estudio, el aprendizaje y el crecimiento intelectual constante es lo que hace, día a día, al profesional, pero no cualquier profesional, sino los mejores en sus ramas, que es el objetivo último perseguido en cada edición de la Revista Ratio Legis.

 

Consejo Editorial Ratio Legis

Eduardo José Lara Grazioso